Islandia es básicamente una isla volcánica, hay alrededor de 200 volcanes posglaciales, de los cuales al menos 30 han hecho erupción desde que el país fue establecido en el siglo IX. Sus formaciones rocosas las encontramos a lo largo de todo nuestro recorrido.
Día 7.
Siguiendo ruta llegamos al Parque nacional de Jökulsárgljúfur, cerca de Mývatn. En este parque natural podemos visitar las tres impresionantes cascadas alimentadas por el río Jökulsá á Fjöllum (que nace en el glaciar Vatnajökull), Selfoss, Dettifoss (considerada la cascada más caudalosa de Europa) y Hafragilsfoss.
A pocos kilómetros nos encontramos una de las atracciones más extrañas de la región, los pozos de barro de Hverarond, al este de «Monte Námafjall» y en las proximidades del lago Myvatn, antaño una de las mayores áreas de producción y exportación de azufre en Islandia.
Esta espectacular zona de altas temperaturas (410 m sobre el nivel del mar) tiene una gran cantidad de energía geotérmica que se manifiesta en forma de piscinas de lodo burbujeante gris y un fuerte olor a azufre.
Cerca podemos visitar Krafla, una caldera volcánica de aproximadamente 10 km de diámetro con una larga zona de fisuras de 90 km. que incluye uno de los dos cráteres volcánicos más conocidos de Islandia junto con Askja, Víti (en islandés víti significa infierno ya que antiguamente se pensaba que el infierno se encontraba bajo los volcanes). El cráter Víti es famoso por el lago verde que aloja.
En 1977 se puso en funcionamiento, Kröflustöð, la planta de energía geotérmica de Krafla, que con 60 MW de potencia abastece una gran parte del consumo energético del país.
Una imagen claramente representativa de la gran actividad geotérmica de la zona es la posibilidad única de encontrarse una ducha con agua caliente al lado de la carretera, en medio de ninguna parte.
Otra de las curiosidades de la zona es el Vogafjos Cowshed Café, Restaurante, cafetería y granja que ofrece comida casera local como la trucha ahumada, queso mozzarella y ensalada de queso de producción propia, pan Geysir al horno en el calor geotérmico de la tierra, así como pierna de cordero y hamburguesas.
La gracia de este café es que puedes degustar sus especialidades observando, a través de un cristal, los animales de la granja.
Dia 8.
Comenzamos el día con la visita obligada a Godafoss Waterfall o ‘Cascada de los dioses’ una de las más espectaculares de Islandia.
Se encuentra al inicio de la carretera de las tierras altas de Sprengisandur. Las aguas alimentadas por el río Skjálfandafljót caen desde una altura de doce metros y a lo largo de un ancho de treinta metros.
Una de las ventajas de viajar por el norte de Islandia es que no hay tantos turistas, por lo que visitar todas estas maravillas suele ser mucho más tranquilo, sin aglomeraciones de gente y hace que se disfruten mucho más.
Y llegamos a Akureyri, situada en el litoral de la región de Norðurland Eystra. Es el cuarto centro urbano del país. Situado en el lado oeste del fiordo Eyjafjörður, a las orillas del río Glerá. Se encuentra rodeada de montañas, la mayor de ellas Súlur a 1.213 msnm, y Hlíðarfjall a 1.116 msnm.
A pesar de situarse en el norte de Islandia, muy cerca del Círculo Polar Ártico (100 km), la ciudad posee un clima oceánico relativamente más templado que el resto del país gracias a su situación en un fiordo protegido.
Su puerto de aguas libres (que no se hielan durante el invierno) ha jugado un importante rol en la historia del país. Akureyri cuenta con dos de las cinco compañías pesqueras más grandes de Islandia, además del principal aeropuerto de la región donde se pueden ver aterrizar y despegar los aviones desde su propio paseo marítimo.
Islandia es un país de contrastes que no deja de asombrarnos, desde sus vistosas campañas solidarias contra el cáncer (pintando con luces rosas las fachadas de sus edificios), hasta acciones tan inverosímiles como sustituir los discos rojos de los semáforos por corazones porque consideran que son menos agresivos y más amistosos. Un país realmente sorprendente.